Por Lucas Guzmán | Foto: Esteban Morales (@emoraleslr)
Por la Fecha 1 del denominado “Primer Torneo” de la Temporada 2025 de la Primera División del Fútbol Femenino de AFA, las Matadoras empataron 1 a 1 con las piratas. El gol de Talleres lo convirtió Fiama Silva de penal y el empate de Belgrano vino por intermedio de Mayra Acevedo. En la próxima fecha enfrentaremos a Boca, el lunes a las 19 hs en la Boutique.
Que en los 90′ Belgrano estuvo más cerca de ganarle a Talleres, puede ser. Que Belgrano mereció el triunfo, también puede ser, tanto como que Talleres pudo haberse llevado los tres puntos de Alberdi. Parafraseando a la Pomu Sanchez al finalizar el partido, los merecimientos no dan puntos y acá no podemos analizar desde los supuestos.

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Las Piratas mostraron un juego colectivo aceitado, con protagonistas que vienen jugando juntas hace ya un tiempo. Talleres, por el contrario, salió a la cancha con siete jugadoras nuevas, por lo que, para el juego colectivo, habrá que esperar. No es lógico buscarlo justo en un clásico, al que lo atraviesa la pasión y suele correrte del eje.
No había corrido ni un minuto y Soriano ya amedrentaba a Priscila Ellena. En el primer tiempo, ese jodido Belgrano agresivo sumó la complicidad del arbitraje, que le permitió cometer, a nuestro entender, faltas evidentes para Talleres que no se cobraron, lo que dificultó la generación de nuestro juego. De todas maneras, no sería justificación, porque en el segundo tiempo esas fallas se le concedieron a la “T”.
Aún así, Talleres salió a jugar y sorprendió con su propuesta al inicio del primer cuarto. Con juego asociado y empuje, supo abstraerse del gran marco en las tribunas. La crónica dirá que el primer gol en la historia de los clásicos en Primera de AFA lo hizo Talleres de visitante. A los 14′, la uruguaya Pilar González se coló en el área y le primereó la pelota a su coterránea Barone, quien cometió el error de agarrarle la camiseta. Pili, como excarbonera, sabe de clásicos y, ni lerda ni perezosa, se dejó caer. Penal. Las delanteras de Talleres inmediatamente señalaron a Silva para que lo pateara. Milagros Cisneros, la ex Talleres que hoy es pilar en el equipo de Alberdi, fue a “buchonearle” a la arquera hacia dónde debía tirarse. Pero nada que ver. La arquera se tiró a su izquierda, mientras que Fiama la colocó al otro lado, fuerte, arriba y un poco tirado a la derecha. Salió con su “topo Gigio” a gritarlo con esa pasión que enamora a las hinchadas.



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Belgrano tenía un plan, y era simple. Con ejecutantes “bichas” como Soriano, Vargas o Núñez, sabían que en la pelota parada tenían ventaja. No fue casualidad que, apenas bordeaban el área, buscaran el mínimo roce para tirarse y esperar que la árbitra cobrara. Nos la hicieron bien. Sólo en el primer tiempo lograron venderle como unas cinco situaciones.
Esos tiros libres al área, junto con los pelotazos directos desde el fondo de Fátima Barone para la segunda pelota, encontraron a una Macarena Latorre muy segura, tanto por abajo como por arriba. Fue quien más rechazó y, junto a Josselyn Briceño, tuvo que laburar mucho. Belgrano no quería saber nada con pasar por el medio, porque no quería involucrar en el juego a las talentosas Melina Morán y Fiama Silva. Esto repercutió en un Talleres muy inconexo con Juana Souto. La joven delantera, de 19 años, igualmente la luchó arriba, pero tuvo pocas chances de birlarle la pelota a las rivales y generar sus típicos peligros. Tampoco se pudo explotar la capacidad de Mills. La panameña hacía todo simple, y ese juego pausado sin dudas le dará réditos a la ofensiva de Talleres. En una, se sacó de encima a la lateral, que quedó regalada en la salida, y logró cruzarla, pero la arquera de Belgrano la desvió al córner. “Uy, si hacía esa era el 2 a 0…”, decían en la cabina de prensa. Pero ya dijimos, no caigamos en supuestos.


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Belgrano nos complicaba en nuestra área con centros pasados a sus defensoras y delanteras, e incluso en una Barone movió el travesaño. Fueron cuatro córners contra dos nuestros. Pero, otra vez, de un pelotazo desde el fondo al área, Paz pudo controlar, asistir a Acevedo y convertir el empate. El gol fue mérito total de la delantera, que hizo pasar de largo a las nuestras. El disparo no fue potente, medio mordido, porque la pelota entró saltando y le pasó por el costado a Agustina Ruffino, quien, tapada por Terra y Silva, no pudo reaccionar para poner el cuerpo detrás de las manos.


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Belgrano, ahora sí envalentonado, siguió atacando. Acevedo y Paz volvieron a tener chances para marcar el segundo, pero fallaron en la definición. Lo mismo desde un tiro libre al primer palo, que entre Ruffino y Latorre pudieron sacar cerca de la línea.
En el segundo tiempo entró Eliana Capdevila por Souto, pero con un Talleres todavía demasiado atrás para nuestro gusto futbolístico, siguió muy inconexo. Lo que estaba claro era que no iba a regalar el partido. Midió sus tiempos para armar sus ataques y, así, con el ingreso de Brisa Jara, la cumpleañera Antonella Centurión y Azul Ludueña, créanme que, por pequeños detalles, no inclinaron la balanza del resultado. Hubo alguna que otra jugada en que fallamos en asistencias al gol. Ya saldrán.
Belgrano siguió atacando y tomó muchísimo más protagonismo la aguerrida Leroyer. Incluso Priscila Ellena destacó siendo colaborativa en defensa. Como en todo debut, hubo muchos errores en las Matadoras: faltas cerca del área que derivaban en pelotas paradas peligrosas, malas salidas del fondo devolviéndole la pelota al rival. Miqueas metió a Ahelín Piña para que las mediocampistas rivales no jugaran tan cómodas y sumar remates desde afuera. Sólo en el segundo tiempo sumamos cuatro tarjetas amarillas: para Briceño, Leroyer y Silva, y la de Capdevila, que fue totalmente injusta y provocada por un “acting” digno de Martin Fierro de Romina Núñez.
Si la última línea defensiva de Talleres laburó en el primer tiempo, en el segundo redobló esfuerzos. Briceño siguió fajándose con las delanteras, pero lo de Latorre fue espectacular. La flamante y debutante DT de Belgrano, la histórica “Pomu” Sánchez, metió a Sabri Maldonado a jugar por el sector de Maca, tal vez viéndola cansada, en lo que coincidíamos. Pero Verónica Lourdes Macarena Latorre les ganó el 99% de los duelos que le propusieron. Por abajo, por arriba, incluso al cierre del partido salvó a Talleres en unas contras claves. “De Zárate al mundo”, leímos por alguna historia de Instagram. Impasable.
Terra abajo tuvo más participación que en el primer tiempo. Leroyer anduvo desacatada, con un ímpetu de acero que la llevó a tener aciertos y errores en salida, pero que las peleó a todas, las peleó a todas. Incluso en una subida logró meter un zurdazo que pasó cerca del arco contrario.
A los 90′, ya finiquitada la cena, con el estómago lleno de empate, el clásico nos ofreció el postre y dijimos: “bueno, dale”.
Jara conectó cerca del área con Capdevila, abrieron para Ellena, que sin vueltas metió un centro al punto del penal. Mancilla interceptó la pelota, que pareció rebotar en su mano izquierda y le quedó dormida a los pies para rechazarla. Azul Ludueña, atrás, se relamía sola y sin marcas para romper las redes celestes. En prensa, al unísono, se escuchó: “Eso fue penal para Talleres”, pero Roberta Echeverría no lo consideró así y siguió el juego.


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Con el partido terminado y jugando los 5′ de adición, una mala salida de Talleres desde el fondo le regaló la pelota a Soriano, que encaró para llevárselo todo por delante. Latorre entendió rápido que debía cerrarla como sea y la hachó abajo con falta cerca del área. El problema fue que el rebote lo agarró Fátima Barone, que le mando un zurdazo directo al arco. Por suerte apareció Ruffino que se estiró y le cambió el ángulo lo suficiente para que la pelota rebotara en el travesaño, picara a centímetros de la línea y volviera a sus manos. Atrás, todo el plantel de Belgrano rodeaba a la árbitra reclamando el gol. Barone levantaba los brazos para la foto. Soriano no paraba de señalarle con el dedo reclamando que cobre el gol. Latorre la miraba y se le reía en tono conciliador, como diciendole “dale, jugá”. Entonces, la árbitra se redimió de cualquier error anterior y retrocedió la jugada. Correctamente cobró el tiro libre. No quiero imaginar la que se venía si cobraba el gol. Belgrano estuvo a minutos de piratear el partido. Incluso, siguieron reclamándolo ofuscadamente post encuentro, hasta convencerse finalmente en los vestuarios de que esa pelota no había entrado.
A la pelota parada la ejecutó Belen Taborda, otra con paso por Talleres. Remató con mucha fuerza, el disparo atravesó la barrera y fue a parar a una Ruffino que, hecha una bolita en el piso, se quedó con la última del partido. Empate.
Salimos plenos. Por un momento, paremos la pelota y dejemos el resultado. Fue el primer clásico de la historia en Primera de AFA. El menú fue completo. Hubo goles, que no es poco, juego, lucha, escándalo, polémicas, penales, DT y PF mujeres y jovenes sub 20 debutando, una tribuna colmada incluso con “invitados”””, más de 30 medios, sala mixta llena, más de 10 fotógrafos en el campo que hoy inundan las redes con sus espectaculares registros. Hubo de todo. Así queremos los clásicos. Cuidémoslo.

Foto: Esteban Morales (@emoraleslr)